Los dispositivos instalados en 26 paradas imitan la luz del sol y están repartidas por toda la ciudad. Se ha estudiado la intensidad de la luz y se han filtrado las radiaciones ultravioleta para que no sea percibida como agresiva sino como un estímulo agradable y revitalizador. Para evitar deslumbramientos a los conductores de autobús se ha instalado una pequeña película protectora, que no afecta a la calidad de la luz. Todas las lámparas funcionan gracias a fuentes renovables (sol, viento y agua).
Durante el invierno escandinavo apenas reciben cuatro o cinco horas diarias de luz solar. Por ello, la fototerapia funciona como un potente antidepresivo. Las estadísticas indican que hasta el 9,5% de los escandinavos podrían padecer desórdenes de la afectividad relacionados con la escasez de luz.
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