Francisco Aparicio, Director del INSIA

El “Catedrático” de la seguridad de nuestros autobuses

Aunque la sangre de ferroviario corre por las venas de este granadino de Guadix, quiso el destino que en su carrera profesional se abriera camino en el sector del autobús y el autocar. Nació en junio de 1945 y estudió durante cuatro años en la Escuela de Peritos Industriales de la que fue catedrático tras aprobar las últimas oposiciones que se convocaron para el centro. Después, cursó cinco años de Ingeniería Industrial mientras ejercía como profesor en la Escuela de Peritos. Fue Catedrático en Zaragoza, después Profesor Adjunto en el Instituto de Ciencias de la Educación en la Universidad Politécnica, donde participó en la formación de profesores de FP y Universidades, y más tarde obtuvo la Cátedra de de Procesos de Fabricación en Sevilla. Todo ello contribuyó a alimentar su interés por la actividad docente. Su relación con el sector de la automoción se inicia con su Cátedra de Transporte.
 
En el año 82 comenzó su colaboración con las homologaciones del Ministerio de Industria. Dos años más tarde, tras una serie de graves accidentes de autocares con muchas víctimas mortales a causa del vuelco, se crea una gran alarma social y la DGT pide a Industria nuevos reglamentos para mejorar la seguridad. Aparicio inicia una investigación que determinaría si esas mejoras eran viables para la industria carrocera. Este fue un punto de inflexión para un sector hasta entonces artesanal. Su estudio de la accidentalidad para la DGT, sus primeros estudios sobre vuelco y el reglamento 36 para regular las salidas, los asientos, distancias interiores… fueron los primeros pasos de los muchos que vendrían después. Francisco representó a España en el Grupo de Seguridad de Autobuses de la ONU, GRSA, y colaboró para desarrollar el reglamento 66. Hace hincapié en que “España ha sido y es un motor para la seguridad de los autobuses en Europa y en el mundo y nuestros reglamentos son más estrictos”. Sus iniciativas y borradores han dado como fruto, Directivas Europeas y mejoras en los reglamentos. En el caso del 66.1, que obliga al uso del cinturón e seguridad a bordo, hay que destacar que fue el representante español quien propulso la necesidad de aumentar la resistencia de la estructura al aumentar la masa que ésta debería soportar en caso de vuelco. Es uno de los nueve miembros del grupo científico EEVC, que lleva trabajando 40 años en choques laterales, nuevos maniquíes de ensayo y protección de niños. Todo ello para autos. Por primera vez, a propuesta del grupo español al que representa, se trabaja en materia de autobuses para regular la resistencia de la estructura en choque frontal. Otra de sus propuestas es ampliar la distancia entre butacas para mejorar la comodidad con la entrada en vigor de la obligación de usar el cinturón de seguridad para los pasajeros.
 
La gran satisfacción de su vida ha sido que su profesión le ha permitido contribuir a salvar muchas vidas, concretamente se ha reducido un 50% las víctimas mortales con el reglamento 66. La espinita que sigue clavada es que, a veces, todo el esfuerzo realizado para investigar, no cala en la opinión pública ni en algunos transportistas. Nos dice que de nada sirve contar con buenos sistemas de evacuación si los ocupantes no saben utilizarlos y en ese caso, todo el esfuerzo realizado en estructuras e interiores más seguros es inútil, y recuerda con tristeza el incendio del autobús siniestrado en Bailén.
 
Uno de sus sueños era crear un instituto sólido con un equipo humano de prestigio, un instituto de investigación específico para autobuses y autocares que le sobreviva. Y lo ha conseguido, el INSIA.
 
En su vida privada tampoco le faltan cosas que hacer, sobretodo con diez nietos. Disfruta de la lectura, pinta al óleo y se escapa siempre que puede al campo donde disfruta de otra de sus aficiones, la jardinería, cómo no en compañía de su gran familia.
 

 “Mi profesión me ha permitido contribuir a salvar muchas vidas”

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