Los únicos perros que podían tener acceso al autobús seran los “lazarillo”, pero ya está permtido el acceso general de estas mascotas en la línea 30, que une el centro de Palma con su playa. Tiene parada en Es Carnatge, el único lugar de la costa donde los perros pueden bañarse e ir sin correa.
Las razas de perro potencialmente peligrosas no podrán subir al autobús. Los que sí tienen acceso, pagarán 0,30 céntimos de euro y deberán ir atados y con bozal.
En época de crisis donde las arcas municipales no dejan pasar ninguna ocasión para coger fuelle, el viaje de las mascotas no será gratis: pagarán el mismo billete que los menores de edad, 0,30 céntimos de euro.
Por el momento es una prueba piloto y en función de los resultados podría extenderse al resto de la flota o eliminar la iniciativa.
