Por ese motivo, tras ocho autobuses con una antigüedad que oscila desde finales de los 60 hasta principios de los 80, y en cuyas parrillas aparece de forma reiterada la marca Pegaso, desde hace tiempo la asociación había fijado su objetivo en algún autobús claramente anterior y que por su importancia constituyese icónico en la afición preservadora. Estas cualidades encajan a la perfección con los Chausson.
Y es que el Chausson fue el autobús por excelencia de una época en Barcelona. A finales de los años 50, coincidiendo con una incipiente prosperidad económica, se renovó la flota de vehículos de la empresa municipal (que casi en su totalidad databa de antes de la guerra civil). Para ello se eligió un vehículo que por entonces estaba triunfando en Europa gracias tanto a su estética rompedora como a su robustez mecánica. Lamentablemente, la posibilidad de preservar en la actualidad uno de los Chausson que circularon por Barcelona es prácticamente nula, dado que excepto los dos que conserva la Fundació TMB (uno de Urbas recién restaurado y otro recarrozado por Seida que aún necesita una puesta al día) no se conservar ningún ejemplar.
Sin embargo, durante un par de décadas Chausson vivió su apogeo en el país vecino, donde se fabricaron miles de unidades, por lo que esta dificultad para encontrar supervivientes de la época no lo es tanto en Francia, patria de este modelo. Precisamente la asociación Standard 216 de Grenoble -con la que ARCA tiene excelentes relaciones- dispone de diversos Chausson, tanto en su variante autobús como autocar, y con diferentes carrozados. Por ese motivo, cuando hace unos meses recibió un nuevo ejemplar, decidió ceder uno de los que ya conservaba a su homóloga barcelonesa.
La donación ha visto la luz en la últimas semanas, en las que ARCA ha cumplido su sueño dorado. En efecto, su nuevo Chausson aterrizó en sus instalaciones con una aureola de venerabilidad, pero también con una fuerte carga de trabajo en su futura restauración. Se trata de un Chausson SC-3 con motor Panhard construido en 1963, y que prestó servicio durante toda su vida útil en el Ejército del Aire Francés. Sin embargo, su escaso rodaje -apenas 100.000 kilómetros- permite aventurar que su uso no fue excesivamente intensivo. Destaca tanto su peculiar matrícula militar, como su libre verde pálido, así como unos cómodos asientos tapizados en piel en el interior, que se conservan en razonable buen estado. Además, gracias a la gentileza de Standard 216, el autobús llegó acompañado de diversas piezas de recambio que sin duda serán útiles en el futuro.
Sin embargo, el vehículo necesitará una intensa restauración para hacer brillar su esplendor original. No ya sólo a nivel de plancha y pintura y rehabilitación de elementos clave como los faros, sino también en lo que respecta al interiorismo y a los ajustes mecánicos necesarios por su largo tiempo de inactividad.
No obstante, aunque todo este proceso sin duda requerirá grandes esfuerzos en el futuro (tanto humanos como económicos), lo que es evidente es que la labor preservadora de ARCA queda apuntalada con un nuevo vehículo que añade prestigio a su colección, una joya que sin duda se ha convertido en el nuevo atractivo de la asociación sabadellense.
El traslado desde Grenoble
Aunque pueda parecer una labor complicada, cubrir el recorrido de más de 600 kilómetros que separan Grenoble de Sabadell fue una operación coordinada con total éxito, tanto el desplazamiento del autobús desde su ubicación anterior (realizado gracias a otro Chausson, en este caso el Saviem, invitado en la última edición del Ral·li Barcelona-Caldes de Montbui del pasado mes de marzo) hasta su subida a la góndola por sus propios medios.
El pasado 9 de abril llegó finalmente a Sabadell, donde ARCA tiene sus instalaciones. Allí -tras unos pequeños ajustes y con un ralentí algo alto- bajó de la góndola y avanzó hacia el interior de la nave, donde se instaló en su ubicación provisional.
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Texto: Andrés Susany
Jefe de Prensa Associació per a la Recuperació i Conservació d'Autobusos [ARCA]
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