La compañía tres razones por las que todos deberíamos cambiar nuestro estilo de conducción:
– Es bueno para el medio ambiente: el transporte por carretera contribuye aproximadamente a una quinta parte de las emisiones totales de CO2 a la atmósfera en Europa, lo que lo convierte en uno de los principales responsables de la contaminación medioambiental. La manera en que se conduce un vehículo repercute directamente en las emisiones de CO2. Acelerar o frenar de golpe, conducir a velocidad excesiva o con una marcha inadecuada, el tiempo en ralentí del vehículo, contribuyen a que se emitan más gases de los necesarios. Sin embargo, conducir sin maniobras bruscas, a la velocidad adecuada, en una marcha larga y aprovechando la inercia del vehículo, puede reducir las emisiones de forma sustancial.
– Es mucho más rentable: el consumo de combustible y las facturas de mantenimiento representan casi el 30 % del coste total de propiedad de un vehículo. Y el estilo de conducción influye en ambos factores. Un estilo de conducción estable y fluido ahorra más combustible que una conducción brusca. Además, una conducción agresiva aumenta el desgaste del vehículo. Estudios realizados por TomTom señalan que, en viajes inferiores a 25 kilómetros, el ahorro, solo en combustible, puede ser de hasta un 17 %.
– Mejora la seguridad en carretera: este punto es obvio, pero muchas veces es el que menos se tiene en cuenta. Conducir de una forma responsable y sin maniobras bruscas o excesos de velocidad reduce considerablemente el riesgo de accidente.