En total, su flota ha consumido 15.034 toneladas menos de combustible, lo que se traduce en un 36,15% menos de emisiones contaminantes con respecto a principios del nuevo siglo. Además de los vehículos con motores Euros V, la compañía ha incorporado autobuses que pueden funcionar con biodiesel (el 80% de su flota de 260 unidades) y ha apostado también por la propulsión GNC. A esto se suma sus ensayos con motores híbridos diesel-eléctrico y gas-eléctrico, así como autobuses de pila de combustible de hidrógeno y eléctricos puros.
Los conductores han sido formados para una conducción más eficiente con lo que se ha reducido el consumo de combustible un 10%. Otras soluciones para su reducción han sido las cajas de cambio automáticas (de un 3% a un 5% menos de consumo), los neumáticos de perfil bajo que disminuyen el peso (baja el consumo entre el 2% y el 3%) y los paneles fotovoltaicos sobre el techo de los vehículos para recargar las baterías.
No hay que olvidar que la EMT instaló una estación de reutilización de aguas de lavado más eficiente y los equipos de lavado exterior fueron cambiados también por otros más ecológicos. Todo ello redujo el consumo de agua un 24 %.
Iluminación de bajo consumo, sensores de presencia para activar la luz o placas solares para calentar el agua, son algunas de las medidas para bajar el recibo eléctrico, concretamente un 40% menos de consumo de energía.