La Fundación Pons ha organizado unas jornadas en las que se explica la relevancia de esta nueva norma. Se trata de una certificación que prentede mejorar la seguridad vial desde un punto de vista transversal, tocando a todos los agentes que tienen que ver con ella, desde instituciones oficiales o formativas hasta empresas que o bien se dedican al transporte como tal o requieren de algún tipo de vehículo para desarrollar su actividad sea la que sea, pero tampoco deja de lado al resto de empresas, porque en todas, en mayor o menor medida la carretera es el modo de acceso para sus empleados o sus clientes.
Con esta norma se trata de analizar las políticas y herramientas que se ponen al servicio de la seguridad vial y se intentan mejorar de manera continua. Para ello, según se indica desde ALSA es necesario que la dirección esté totalmente convencida de la importancia que tiene su organización en la seguridad vial y que quiera involucrar a todos sus empleados para mejorarla.
La formación es un punto de máxima importancia, no sólo desde el punto de vista de señalización sino de la reeducción de hábitos y la concienciación.
