En los tres próximos años la DGT instalará 500 radares fijos, en tramos de carreteras considerados peligrosos. Se acometerá el plan de manera escalonada: 125 radares en 2005, 175 en 2006 y 200 en 2007. Se ubicarán sobre los pórticos de señalización o en los márgenes de las carreteras, siempre en lugares “sensibles” a las altas velocidades de conducción. A los radares fijos se sumarán los 300 móviles, ya existentes, de que dispone la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. Al terminar el año 2007 las carreteras españolas estarán controladas por un total de 800 radares. La inversión total del Plan cuenta con un presupuesto de 55 millones de euros. No se trata de una medida de recaudación. No se persigue la sanción. Al comunicar en qué puntos se encontrarán los radares fijos, la DGT quiere, sencillamente, que los conductores reduzcan la velocidad en zonas específicas. La DGT facilitará a los conductores toda la información para que conozcan donde se pueden establecer los controles de velocidad. Señalizará anticipadamente el control de velocidad mediante los paneles de información existentes en las carreteras. Será público el mapa con la situación de los radares fijos. La medida ya ha sido aplicada con resultados positivos en otros países vecinos. Francia ha conseguido con la aplicación de esta medida la reducción del 25% en el número de víctimas mortales y una disminución del 10% en la velocidad media de la circulación.
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