Los principales beneficios del nuevo formato serán un descenso del fraude en la falsificación de documentos, una mayor facilidad de movimiento para los conductores y más seguridad en las carreteras. Los nuevos carné serán válidos para 10 o máximo 15 años. No podrán tener una validez indefinida como ocurre ahora en algunos países. No obstante, esa renovación es sólo administrativa. Para actualizar datos y fotos los Estados miembros no están obligados, aunque pueden hacerlo, a exigir un nuevo test o pasar un control médico. La nueva directiva permitirá a los Estados miembros incluir un microchip en el carné de conducir (hasta ahora prohibido) o un soporte de memoria cuyo periodo de validez quedará limitado con objeto de adaptar los datos y fotografías que contenga, así como para poder añadir futuros sistemas de seguridad. El periodo máximo de validez del carné será de 15 años. Transcurrido el cual, se deberá proceder a su renovación según los requisitos establecidos por cada Estado miembro (la Unión Europea no prescribe obligatoriamente la realización de exámenes de reválida, médicos o de vista).
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