Miguel Ruiz, Presidente de ATUC Movilidad Sostenible

“Es importante transmitir que el transporte público es un entorno seguro”

 
¿En qué situación económica se encuentra a día de hoy el transporte urbano y metropolitano en autobús en España?
Tras el duro golpe que ha supuesto la crisis del coronavirus al sector, que ha sufrido bajadas de pasaje superiores al 90% y teniendo además que seguir prestando el servicio en la gran mayoría de los casos, ahora poco a poco nos vamos recuperando. A medida que los distintos territorios avanzan en la llamada desescalada, los niveles de ocupación aumentan poco a poco, lo que da cierto oxígeno a las empresas. No obstante, el golpe ha sido muy duro y necesitaremos de apoyo económico de las administraciones para recuperarnos. En este sentido, consideramos fundamental la aprobación por parte del Gobierno de un fondo de ayudas, que estimamos debe estar en torno a los 1.700 millones de euros, que permita garantizar la prestación del servicio público esencial que ofrecemos.

¿Qué problemas se avecinan a corto y medio plazo para el transporte colectivo en la ciudad?
Además del tema económico, el principal problema al que nos enfrentamos es la recuperación de la confianza por parte de la ciudadanía. Es importante transmitir que el transporte público es un entorno seguro. Durante estos meses se ha transmitido un miedo a los modos colectivos, enviando por parte de los poderes públicos mensajes en los que se animaba a utilizar en la medida de lo posible medios de transporte individuales. Si bien es comprensible que al principio de la pandemia este debiera ser el mensaje, ateniéndose a criterios estrictamente sanitarios y dado que no había medidas de protección como mascarillas, también es cierto que es algo que ha estigmatizado al transporte público como a ningún otro ámbito. Pero ahora la situación ha cambiado. El uso obligatorio de mascarilla, sumado a los extraordinarios protocolos de limpieza y desinfección que se están realizando, dibuja un escenario totalmente distinto en el que ese miedo debería ir disipándose. Pero no somos nosotros quienes debemos hacerlo, ya que podría dar la sensación de ser un mensaje interesado. Son los mismos poderes públicos que en su día desincentivaron el uso del transporte público quienes por responsabilidad, y por supuesto poniendo en primer lugar la salud, deben comenzar a animar a la gente a que vuelva a la movilidad sostenible. Ha de calar la idea de que autobuses, metros y tranvías son un modo de transporte al menos tan seguro como cualquier otro.

¿Cómo afectará el virus COVID-19 a la movilidad tal y como la conocemos?
Nos encontramos ante un panorama incierto, nunca vivido antes. Todavía no tenemos claro cómo se va a ver afectada la movilidad: en qué medida nuevas costumbres como el teletrabajo van a quedarse implantadas, si volverán al 100% las clases presenciales a los colegios o centros de estudio, cuánto va a aumentar el comercio electrónico… Todos estos factores afectarán a la movilidad y, en consecuencia, al transporte público. En cualquier caso, esta llamada “nueva normalidad” la podemos ver no como una amenaza sino como una oportunidad para reflexionar qué tipo de ciudad queremos. Y sin duda la inmensa mayoría de la gente preferirá vivir en una ciudad con un aire limpio, unas aceras anchas en las que puedan respetarse las distancias de seguridad y una movilidad garantizada por medio de un transporte público eficaz, accesible universalmente y seguro antes de resignarse a lanzar a todo el mundo al uso indiscriminado del coche, algo que bajo ningún concepto puede suceder.
 
¿Habrá repunte del uso de coche privado?
Quizás en un primer momento se pueda producir un aumento del uso del coche fruto de esa recomendación de uso de modos individuales y por el hecho de que aún no se ha recuperado toda la actividad de las ciudades. Pero estoy convencido de que poco a poco irá perdiendo peso en el reparto modal. Sencillamente porque no nos lo podemos permitir. No hay alternativa a una movilidad con el transporte público como espina dorsal. No hay espacio público para dar cabida a más coches. Tampoco podemos dirigirnos a un escenario en el que se pretenda solucionar una emergencia sanitaria aumentando otra al menos igual de grave y que también mata a mucha gente, como es la contaminación atmosférica. Por eso insistimos tanto en la necesidad de recuperar la confianza en el transporte público e insistir en el mensaje de que, con las medidas impuestas, se trata de un entorno seguro.
 
¿Cómo serán los autobuses de la “nueva normalidad”? ¿Qué cambios llegan para quedarse?
La obligatoriedad del uso de la mascarilla es la medida más visual de las que entendemos que se va a quedar, al menos mientras no se consiga una vacuna. Esta medida es fundamental para recuperar los niveles de oferta que necesita la ciudad. Por supuesto, también permanecerán los estrictos protocolos de limpieza, que si ya eran exigentes antes de la pandemia, ahora lo serán mucho más. Las labores de limpieza y desinfección son fundamentales a la hora de transmitir esa seguridad en el transporte público y están aquí para quedarse bastante tiempo. Por último, también creo que se va a dar un impulso muy grande a los métodos alternativos de pago, como la tarjeta bancaria o el teléfono móvil, que permitirán la reducción al máximo del uso del efectivo a bordo y aumentando no solo la seguridad de pasajeros y conductores, sino la regularidad del servicio.

¿Y cómo afectará a la transición a la electromovilidad?
Clarísimamente, el futuro a medio plazo es la movilidad sin emisiones, eléctrica o no. Y eso está para quedarse, no hay ninguna duda. Lo que ocurre es que ahora se va a ver necesariamente retrasada dado que requiere inversiones muy importantes y tenemos por delante años con poca liquidez. En cualquier caso, nunca debemos olvidar que por su capacidad de eliminar tráfico privado, el transporte público siempre es limpio, independientemente de la propulsión. Siempre somos parte de la solución, nunca del problema.

Todas estas cuestiones tienen un alto coste. Desde el Gobierno se ha anunciado que ya se trabaja en la elaboración, por fin, de una Ley de Movilidad Sostenible y Financiación del Transporte Público. ¿Qué sabe ATUC de ella, participará en su elaboración?
Según tenemos entendido, el primer borrador de la Ley aún no está concluido. En el caso de la propuesta de Ley que registró Unidas Podemos en la legislatura pasada sí que pudimos constatar que el documento propuesto por Atuc se tomó como base. Estamos muy pendientes de este proyecto tan importante y esperanzador para el sector y por supuesto que participaremos activamente en la elaboración del borrador final.
 
Desde otras asociaciones se han lanzado ideas para colaborar con autocares en el refuerzo del servicio de autobuses para dotar a las ciudades de más vehículos sin tener que comprarlos y así dar trabajo a las empresas de discrecional que están heridas de muerte sin movimiento. ¿Cómo acoge ATUC esta iniciativa?
Vaya por delante mi apoyo a la crisis que está sufriendo el sector del transporte discrecional. Esta crisis nos ha impactado a todos de una forma desastrosa, recordemos nuevamente la pérdida de la práctica totalidad de viajeros que sufrió el transporte colectivo urbano y metropolitano durante los meses de confinamiento. Dicho esto, hay que tener en cuenta que las características de los autocares destinados a transporte discrecional no siempre sirven para prestar un servicio de transporte urbano, por el gran número de paradas, gente que debe viajar de pie, la configuración de las calles, los giros… No hay duda de que el transporte urbano va a tener que ampliar su capacidad pero esto no se hace necesariamente a costa de ampliar flotas -con el consiguiente aumento de coste que supondría para las administraciones locales- sino en lograr que la que tenemos sea más eficiente, es decir que los autobuses que ya tenemos tengan fluidez y se muevan más. Por poner un ejemplo muy visual: cinco autobuses que tienen garantizada una circulación continua mediante plataformas reservadas o prioridad semafórica son capaces de mover más viajeros que diez parados en un inmenso atasco. Ese creo que es el camino que debemos seguir.

En general, da la sensación de que todo el sector y sus asociaciones están muy alineadas. ¿Están trabajando en conjunto, como está siendo la experiencia?
Por supuesto. Siempre ha habido una colaboración muy estrecha y un trabajo conjunto con otras asociaciones en aquellos temas que nos resultan comunes. Ahora con la crisis se ha acentuado este tipo de acciones coordinadas pues así lo requería la situación. Está demostrado que es mucho más fructífero ir con una única voz fuerte por lo que este trabajo conjunto seguirá siendo habitual.
 
 

 Entrevista incluida en la revista de VIAJEROS del mes de junio

 “Consideramos fundamental la aprobación por parte del Gobierno de un fondo de ayudas, que estimamos debe estar en torno a los 1.700 millones de euros, que permita garantizar la prestación del servicio público esencial que ofrecemos.”

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