El aumento de las tarifas del transporte de viajeros, que no son inflacionistas, fue en el último año de un 3,4% (el sobrecoste del gasóleo que exigía un incremento superior al 5%). Según indica FENEBUS, las empresas de transporte de viajeros en líneas regulares a corto plazo pueden tener dificultades para mantener la prestación de los servicios, si por parte de la Administración competente no se autoriza el incremento de tarifas que realmente compense el incremento de precio del carburante, ya que en la estructura de costes de las empresas este componente es después del “personal” el más importante, superando ya el 22% de media. Por ello indica que si el Ministerio de Economía y Hacienda no está dispuesto a reducir la fiscalidad del gasóleo que utilizan los profesionales y tampoco se agilizan las modificaciones necesarias para actualizar las tarifas cuando se producen incrementos significativos de alguno de los elementos que forman parte de la estructura de costes de las empresas, como en este caso sucede con el carburante, éstas se verán obligadas a llevar adelante la supresión de expediciones, antes de reducir otras partidas, como por ejemplo, la de personal.
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