En Zaragoza, más de 45.000 familias tienen un animal de compañía. Si el transporte público no les abre las puertas, están obligados a viajar con ellos en vehículo privado.
El borrador sobre el que se trabajará en la reunión se indica que los viajeros podrían subir con mascotas fuera de hora punta, siempre que sean pequeños y vayan en transportín. Habría capacidad solo para un animal, no pudiendo subir una segunda mascota al autobus.
La polémica está servida, especialmente desde el punto de vista de los pasajeros/conductores que padecen algunos tipos de alergia al pelo animal o determinadas fobias.
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